11 noviembre 2007

Oxford 2007 (I)

Mira tú las vueltas que da la vida, que estaba yo allá por primero o segundo de BUP y se me ocurrió comprarme en el Alcampo un "kit" de flamantes cuadernos anillados de tapa dura marca Oxford. Venían en una caja de plástico tipo maletín y con la promoción enviaban una camisa polo, también marca Oxford... el tan usado "polo verde" que me acompaño años y años y años... Pues quién me iba a decir a mí por aquél entonces que algún día escribiría estas líneas desde Wincherter Road, en una habitación de una casa perteneciente al Hertford College en la ciudad de Oxford.




Me surgió la ocasión de venir a trabajar con un compañero de mi supervisor de tesis y allí estuvimos por una semanita. Pero bueno, todo empezó una mañana de octubre (o más bien una noche). A eso de las 4 de la mañana sonó el despertador. A las cinco y cuarto estaba esperando la cola del Aerobus hasta el aeropuerto Giugliemo Marconi de Bologna. Por cierto, que casualidades de la vida allí me encontré a Roberto Ambrosini (también del instituto donde trabajo) y su señora que se iban para Madrid. Después de pasar el control de pasaporte embarqué en el vuelo de British Airways que nos llevó en poco más de dos horas a la terminal norte del aeropuesto de Gatwick. El vuelo fué bastante tranquilo... los Alpes, espectaculares desde las alturas, y por supuesto nada más entrar en territorio inglés apareció una capa de nubes bajo el avión, que tardamos varios minutos en atravesar durante el descenso hasta llegar a ver el siempre para mí llamativo verde de "la otra parte". Siempre me llaman la atención esos momentos en los que el avión está completamente dentro de la nube, parece que se pierde el contacto con el exterior porque se pierde toda referencia visual, es una sensación extraña.

Y para comenzar bien la jornada, después de repartir un panecillo de jamón cocido y queso cheddar trajeron el té (todo muy inglés). Pero entre el sueño que tenía, y la maldita niña de delante que no dejaba de moverse, me vacié medio vaso en el jersey de lana blanco (snif, snif). Vamos que no pudo haber una mancha más inglesa...



Afortunadamente desde Gatwick hay conexion directa con Oxford en autobús, así que después de preguntar a un señor bastante rosadito en información, me dirigí a la dársena 4 desde donde salía a las nueve y cuarto el autobús de la Oxford bus company. Y allí comenzó el ajetreado viaje por carretera que, rodeando Londres, acabó por atravesar el condado de Oxfordshire hasta la capital, Oxford.